martes, 22 de julio de 2014

Conversaciones con la Selva

Días 3 y 4
De nuevo se atravesaron las elecciones en nuestros planes y no pudimos viajar a Benjamín Constant en Brasil pero a cambio, nos ofrecieron el safari por la selva tanto de día como de noche y como premio, dormiríamos en una vivienda de indígenas huitotos.
No lo pensamos ni un segundo. Preparamos nuestro morral con dos mudas de ropa, linterna, bolsas plásticas para nuestras cámaras, botas pantaneras, suficiente repelente, mucha agua y la compañía de uno de los mejores guías de la zona, el ticuna Paulo "Papo" Bautista. Ya sabíamos que nos tendrían comida y que además, la cabaña en la cual dormiríamos, tenía toldillos. Viajamos en compañía de Mariza y Liza, dos chicas alemanas que aunque hablaban español, casi no pronunciaron palabras.

Paulo hablándonos del caucho y sus propiedades

Como éste puente, cruzamos más de cinco hasta nuestro destino
No llevábamos ni 10 minutos de caminata y nos cruzamos con un indígena que muy gentilmente nos ofreció mambear para evitar el cansacio. Nos sentíamos como verdaderos exploradores. Nuestro guía nos iba mostrando y enseñando cada árbol, cada hoja y cada animalito que se nos cruzaba en el camino. Muchos puentes naturales y el mejor sonido que nos podía acompañar, el de la naturaleza en toda su magnitud. La orquesta sinfónica de los pájaros en perfecta sincronía con el movimiento de las hojas y la danza de árbol en árbol de los cientos de micos. No se imaginan el tamaño de los hormigueros colgantes y los nidos de avispas, la perfección arquitectónica.


Un "pequeño" hormiguero colgante



La casa y la cocina de nuestros anfitriones



Después de un poco más de tres horas de caminata relajada, llegamos a casa de los huitotos Gustavo Candré y María Idedama, quienes nos recibieron con una gran sonrisa y un abrazo muy fraternal. Nos enseñaron su territorio y la gran variedad de árboles frutales que tienen como piña, marañón, guamas gigantes, naranjas. Una refrescante bebida de piña y listos para ir hasta la Quebrada Takana donde nos podríamos bañar y remar en una canoa construida por ellos mismos.


Nuestro guía en la Quebrada Takana
El Ticuna Paulo "Papo" Bautista
Al caer la noche, María nos preparó arroz, papa asada y pirarucú envuelto en hoja de plátano cocinados en el fogón de leña, un verdadero deleite para el paladar. El pirarucú, es el segundo pez más grande de agua dulce, algunas veces supera los 3 metros. Los huitoto saben aprovechar al máximo su pesca y este ejemplar, les alcanza para una semana más ya que lo ponen a ahumar y van comiendo cada día sin problema.

Pirarucú en hoja de plátano cocinado en leña
Terminamos nuestra jugosa cena y emprendimos el safari nocturno. Les aseguro que nunca, en ninguna otra parte del mundo, podrán vivir esta experiencia. Ahora, al escribir sobre este lugar, siento de nuevo mil mariposas en mi estómago. La máxima sensación fue cuando nuestros guías nos hicieron apagar las linternas, cerrar los ojos, silencio humano absoluto. . . Al abrir los ojos de nuevo, se veían iluminados los troncos de los árboles y los senderos, son cientos de hongos diminutos fluorescentes. Comienza de nuevo el murmullo de las hojas, se escuchan los susurros de las ranas, el latir de los búhos. En mi caso, me sentí en el planeta de los gnomos y las hadas. Que espectáculo nuestra naturaleza.

El grupo en safari nocturno con nuestro guía huitoto
En la maloka charlando hasta la madrugada
Quisiera relatarles mil cosas de las que vimos como la gran tarántula Goliat, hormigueros de tierra en forma de tubo, ranas diminutas,  grillos palito, sanguijuelas multicolor, las chagras o zonas de cultivo indígenas en medio de la selva, los árboles gigantes de lupuna o ceibas los cuales pudimos abrazar y recibir toda esa energía. No podría parar de escribir. A nuestro regreso a “casa” a medianoche, nos esperaba un techo de estrellas increíble, una gran fogata en la maloka y una charla encantadora con Paulo y Gustavo. Aunque no bebimos ayahuasca (bebida de raíces) ni yagé, nos preparamos una jarra de caipiriña (cachaza y limón ) y a dormir pues debíamos emprender la caminata de regreso a Leticia.

Nuestros anfitriones María Idedama  y Gustavo Candré
Mi nido de avispas, el mejor regalo de la vida

Antes de partir, María nos obsequió un nido de avispas que tenía de adorno en su cabaña desde hace muchos años y es a partir de ahora, una de las cosas más valiosas que tendremos en la vida. El retorno a la ciudad fue de nuevo maravilloso. Gustavo y María se entusiasmaron a acompañarlos y esta vez Paulo encabezaba la caminata. La naturaleza nos habla todo el tiempo, tu me cuidas, yo te cuido. Aunque no queríamos regresar, debíamos prepararnos para emprender nuestra siguiente excursión: el canotaje hasta el Lago Yahuarcaca en horas de la tarde. Próxima entrega. Nos vemos!!!!!

Valor del plan 2 días 1 noche:
entre $ 180.000 y $ 250.000 cop ( US.60 - US. 85)
Fecha viaje: mayo 2014




Lo mejor de viajar es compartir experiencias. Si les gustó la información, fue de utilidad o tienen preguntas, no olviden hacer sus comentarios. Los espero!!!!

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